miércoles, 24 de agosto de 2011
Te pido una canción desesperada.
Y llegados a este punto, sólo puedo pensar en qué hacer. Me lanzo sobre tí y que sea lo que Dios quiera?
Esque ahora lo único que me apetece es volver a sentarme frente a tí y verte tocar las cuerdas de esa guitarra que tantas veces nos a hecho soñar. Tengo ganas de esas canciones a medianoche.De los secretos en algún parque solitario.De tus notas por mi habitación.
El verano ya se acaba, pero no estoy dispuesta a dejar de ver tu sonrisa.
Porque tengo muchos planes y en todos entras tú. Sácame de dudas o me abalanzaré sobre tí.
Esque ahora lo único que me apetece es volver a sentarme frente a tí y verte tocar las cuerdas de esa guitarra que tantas veces nos a hecho soñar. Tengo ganas de esas canciones a medianoche.De los secretos en algún parque solitario.De tus notas por mi habitación.
El verano ya se acaba, pero no estoy dispuesta a dejar de ver tu sonrisa.
Porque tengo muchos planes y en todos entras tú. Sácame de dudas o me abalanzaré sobre tí.
miércoles, 17 de agosto de 2011
No hay colisión...
...ni ley,
ni gravedad,
que te pueda hacer caer aunque tiren a dar.
No estoy muy inspirada últimamente, asique hoy solo dejo una fotito y una frase que me viene como anillo al dedo!
Espero que estéis disfrutando muchísimo del verano :)
jueves, 4 de agosto de 2011
{}{}{}
La brisa del mar rozó su cara y alborotó su pelo. Hacía una mañana preciosa y ya se empezaba a notar el calor que haría más tarde.
La playa estaba tranquila, solo habian algunas personas paseando y algún que otro bañista madrugador.
Ella no acostumbraba a levantarse tan temprano y menos aún en verano; pero tenía ganas de pensar.
Se sentó en la arena y se dedicó a contemplar ese paisaje que tanto le gustaba mientras pensaba en todo lo que le había ocurrido últimamente.
Se reprochaba a si misma que, en ocasiones, no se dejara llevar e intentara controlar siempre todo lo que le ocurría.
La arena rozaba sus pies y el sol empezaba a despuntar.
Ella miraba las olas que se formaban en el interior del mar y rompían en la orilla y pensó porqué no podría en ocasiones ser ella así. Capaz de dejarse guiar y vivir sin pensar en que pasará mañana. Recordó aquella canción que decía sentada frente al mar mientras el mundo gira.
De repente lo vió. Una mirada a sus profundos ojos castaños y una sonrisa de las que tanto le gustaban bastaron para darse cuenta , una vez más, de que por él sería capaz de convertirse en un tsunami.
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